Cuando era chico no existía Disney, bueno técnicamente si existía pero no estaba en los planes de una familia de clase media como la nuestra.

Lo maximo que uno podía aspirar, una vez al año, era viajar a Munro para comprarse algo en el día de su cumpleaños.

Munro quedaba lejos. Cuando sos chico se pierden las magnitudes de las distancias; un viaje eterno a los siete son solo un par de paradas en colectivo a los veinte. Es como si a medida que crecemos el mundo se nos achicase.

El viaje a Munro era toda una aventura. El 103 hasta la estación madero, cruzar las torres y el puente para tomar el 21 en la General Paz con destino a puente Saavedra. Y ahí, cuando uno ya estaba medio cansado y medio dormido, aún faltaba el último tramo hasta la felicidad.

Munro era un lugar vibrante y cautivante. Había marcas de ropa que en el barrio no conseguías, galerías con pistas de Skate y veías todo lo nuevo todo; ese año destacaban los jeans nevados Mango. ??‍♂️

Como me había portado muy bien y había sido abanderado de 5to grado, tenia un buen presentimiento.

Ese 25 de agosto de 1987 no solo cumpliría nueve años, sino me enamoraría a primera vista de un par de zapatillas. Unas botitas converse de los L.A Lakers. Blancas con amarillo y el logo en azul. Divinas.

Ese regalo estaba por arriba del presupuesto, pero por ser mi cumpleaños, por la bandera y la tortura que ejercí sobre mi madre esa mañana me las compraría.

Eran perfectas; tan lindas que al llegar a casa las saque de la caja y las puse en el estante de mi pieza para verlas todos los días.

No quise usarlas. Las guardé para una ocasión especial; una tan especial que no llegó nunca. Y un día con mucha tristeza descubrí que ya me habían quedado chicas.

En ese momento aprendí una buena lección, esperar el momento perfecto es una trampa que nos posterga la felicidad para cuando ya es demasiado tarde.

Y vos, que seguís guardando para el momento perfecto? Quizás ese momento sea hoy ?

Happy Bday To Me!