Tengo un nuevo vecino en la cuadra. No se su nombre pero es Gringo. Me dí cuenta cuando lo primero que hizo fue colgar afuera una bandera norteamericana y otra de los New England Patriots.
Ahora que lo pienso es raro que la primera cualidad que destaque de un vecino nuevo es que sea Gringo si vivo en Estados Unidos; pero esta claro que en esta cuadra él es minoría.
Esta Gloria y Robert colombianos, el tano y su mujer venezolana, el doctor y su familia ecuatoriana, Ale y Cata colombianos y después Myriam, JP y varios venezolanos. Así que los fines de semanas en los patios suena bachata, boleros y hasta Eros Ramazzoti!
Mi nuevo vecino hace todo lo que un estereotipo Gringo haría y que por razones obvias yo no hago:
1) Tiene todos las herramientas que existen en HomeDepot (version gringa de Sodimac) perfectamente acomodadas en su garage y colgadas en la pared.
2) Todos los fines de semana trabaja en el jardín. Arregla regadores, pone pasto, poda los ficus y usa herramientas que desconozco su nombre y solo puedo llamar “Esa cosa que tiene un pituto”.
3) Los Domingo se sienta en su silla playera, gorrita, cerveza, anteojos y habla con otros gringos de cuadras aledañas. siempre en musculosa o remera camuflada (que hizo crecer el mito que es Navy Seal), y pelo rapado con candado (nunca confíes en alguien con candado)
No nos parecemos en nada. Pero eso si, hay una cosa que le envidio (ademas de los abdominales) y es que por las noches, cuando salgo a pasear a Max lo veo tiki tiki jugando al ping pong con su papá en el garage. Solo por eso me animaría a aprender jardinería.
Me encantaría volver a pasar tiempo así con mi viejo; como cuando era chico y armábamos una cancha de tenis con sillones; o como cuando éramos compañeros de paddle y se calentaba tanto que rompía paletas; o como cuando fue el DT en el equipo del barrio y en un partido difícil, que se decidía en un escritorio, tiro la frase “nos encerramos vos y yo en una pieza, y el que sale primero se lleva los 3 puntos” al DT contrario. No justifico la violencia, pero ese día se convirtió en mi héroe.
Mientras escribo, en ese exacto momento en el que paso por su casa, lo juro (por mi viejo) sale Justo a colgar su bandera, cómo si supiera que estoy escribiendo de él.
No me mira, ni saluda, ni registra. Sólo para incomodarle le tiro un “Good Morning Sr!” que no puede esquivar y está obligado responder a un sudaca “Hi!”.