Carta al niño que fui.

Estas en la cocina. La capital de nuestro mundo tres ambientes. Azulejos celestes en las paredes, olor a buñuelos en el aire, y amor de mama en cada rincón convierten ese lugar en el mas cálido de la casa.

Quizás fue por eso, porque nacimos apurados sietemesinos o por orden estricta del doctor, que ahí dormimos y soñamos los primeros días cuando llegamos a este mundo.

Estás parado junto a la heladera SIAM blanca, esa con apetito amenazante de autitos de Topolino. Pantalón gris perfectamente planchado con raya heredada de papá, y un Pullover blanco, de esos que nos dejaban usar solo en los cumpleaños, y que paradójicamente, tiene un reloj en el pecho.

Dicen que se necesita repetir una misma tarea durante 10,000 horas para adquirir su completo dominio, pero ser feliz te llevará mucho más tiempo que eso. Y deberas juntar minuto a minuto con la minuciosidad de quien busca oro en un arroyo.

Cada vez que tengas un momento de felicidad, vívelo a pleno sabiendo que no será eterno y con la tranquilidad de que tampoco será el último. No trates de atesorarlo demasiado, como los yogures de frutilla tienen fecha de vencimiento.

Siempre que puedas trata de compartir felicidad con otros, y vas a ver que ya nunca más la buscarás solo.

Pone atención al escuchar, en especial si los que hablan son los viejos. Primero los verás como superheroes, un par de años después con indiferencia y finalmente vas a entender que no son perfectos pero quisieron siempre lo mejor para nosotros.

Mantente curioso. No temas hacerte preguntas para las que no tienes respuesta. No existe el progreso lineal y en ese continuo avance y retroceso te sentirás vivo.

Si estas muy cómodo o muy incomodo, reinvéntate. Siempre hay opciones aunque parezca un callejón sin salida. Elegir duele.

Conserva tu impaciencia, no esperes el momento perfecto para hacer las cosas. Ese instante idílico nunca llega y habrás dejado algo importante para cuando ya es demasiado tarde.

Seguí creyendo que los ciclistas son heladeros, que los cables de alta tension tienen pelotas atrapadas y que en esa casita, en el medio de los dos carriles de la Autopista Richieri a la salida de Ezeiza, viven los duendes del bosque.

Así cada vez que veas una bicicleta, salgas a una ruta o vuelvas a tu país vas a volver a tener ocho años y vas a ir de la mano de papá y mamá una vez más.

Lo mejor esta por venir.

Nos vemos pronto.

Charly

P/D

(Una ultima cosa importante, disfruta tu pelo. No será tan rubio ni tampoco tendrás tanto cuando escribas esta carta 35 años después de esta foto. Por favor usa la plata y el tiempo de los tratamientos en cualquier otra cosa)

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